sábado, 14 de abril de 2007

Partenogènesis

Todos los que me daban consejos
están más locos cada día.
Por suerte no les hice caso
y se fueron a otra ciudad,
en donde viven todos juntos
intercambiándose sombreros.

Eran sujetos estimables,
políticamente profundos,
y cada falta que yo hacía
les causaba tal sufrimiento
que encanecieron,
se arrugaron,
dejaron de comer castañas,
y una otoñal melancolía
por fin los dejò delirantes.

Ahora yo no sé qué ser,
si olvidadizo o respetuoso,
si continuar aconsejado
o reprocharles su delirio:
no sirvo para independiente,
me pierdo entre tanto follaje,
y no sé si salir o entrar,
si caminar o detenerme,
si comprar gatos o tomates.

Voy a tratar de comprender
lo que no debo hacer y hacerlo,
y así poder justificar
los caminos que se me pierdan,
porque si yo no me equivoco
quién va a creer en mis errores?
Si continúo siendo sabia
nadie me va a tomar en cuenta.

Pero trataré de cambiar:
voy a saludar con esmero,
voy a cuidar las apariencias
con dedicaciòn y entusiasmo
hasta ser todo lo que quieran que uno sea
y que uno no sea, hasta no ser sino los otros.
Y entonces si me dejan tranquilo
me voy a cambiar de persona,
voy a discrepar de pellejo,
y cuando ya tenga otra boca,
otros zapatos,
otros ojos,
cuando ya sea diferente
y nadie pueda conocerme seguiré
haciendo lo mismo
porque no sé hacer otra cosa.

Pablo Neruda

Extravagario




No hay comentarios: